La ciclista mexicana cobró notoriedad en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro en 2007. Ahí, dos minutos antes de salir a la pista para la competencia contrarreloj, un juez le informó que su bici no cumplía con la medida oficial. En cuestión de segundos tuvo que cambiar de bicicleta para poder participar, montó una prestada de Ignacio Sarabia y, pese al desánimo del equipo, obtuvo la de plata. Un año después, Giuseppina Grassi voló a China para competir en los Juegos Olímpicos de Pekín, no ganó medallas como Guillermo Pérez y María Espinoza, pero tampoco cayó como la gimnasta Marisela Cantú.
Quien haya pedaleado una bicicleta ajena sabe lo que enfrentó la ciclista: otra geometría, medidas diferentes, posición ajena y peso distinto. Esto nos da una idea de los obstáculos deportivos y extradeportivos que enfrentó para conseguir su pase a los Juegos Olímpicos, como los conflictos de Carlos Hermosillo en la Conade y la falsa nota de doping publicada por el diario deportivo Récord, desmentida por la Federación Mexicana de Ciciclismo (FMC) con las otras Pruebas de Hermosillo, es decir, del Campeonato Nacional 2008 en Sonora.

La espigada ciclista nació en 1976 en el DF y ha pasado la mitad de su vida en la bici. Es la hija mayor de Giuseppe Grassi y María Luisa Herrera, además es madre de Tábata, una niña de cinco años. Don Grassi fue campeón mundial de bici stayer en 1968 y ex entrenador, en Sydney 2000, de la medallista olímpica Belem Guerrero. Padre e hija pasan la mayor parte del tiempo en las carreteras que atraviesan las montañas del Estado de México, donde ella entrena.
Meses antes de partir a China, Grassi firmó un convenio con la marca mexicana Alubike para entrenar y competir en su nuevo modelo de ruta KRBO XR1, una bicicleta ultraligera de diseño aerodinámico, construida con fibra de carbón y los mejores componentes del mercado profesional. La publicidad asegura que esta bici fue puesta a prueba por la ciclista en un túnel de viento.

Alubike es la marca de Bicicletas Mercurio que se dedica a la producción de bicis de aluminio y fibra de carbón. La fábrica de bicicletas Mercurio inició en 1964 en San Luis Potosí, estado en el que se encuentra buena parte de la industria bicicletera nacional, su primera planta contaba con 25 personas. 44 años después, Mercurio maneja, además, las bicis fijas BH Fitness, la distribución de refacciones con Windsor -que solía fabricar la Vagabundo-, las bicis y accesorios Vital, y las infantiles Hot Wheels. Su meta es darle a cada persona la bicicleta que necesita y a pesar de la competencia china (qué ironía), la producción asciende a las 500 mil bicicletas anuales en manos de 800 trabajadores. En los Estados Unidos, Mercurio es fabricante de las Husky Bicycles, creada en 1998 con la compañía HLF Distributing de Texas. Las Husky son bicicletas utilitarias de bajo costo y uso pesado.

Alubike inició en 1994, cuando el mercado de las bicicletas mudaba del cromolio al aluminio, un metal más ligero y amable pero menos resistente que el acero cromado. Se considera que la compañía fue pionera en el país al usar aluminio para fabricar bicicletas por talla y posicionarlas en el mercado. Con la nueva tecnología surgió la necesidad de enviar a un equipo a Europa, se capacitaron en el manejo del nuevo metal y surgieron los primeros modelos nacionales de montaña y ruta. Alubike ha extendido su producción a 20 mil bicis de varios tipos al año, sus últimas creaciones son las KRBO XC de montaña y la XR1 de ruta.


En junio se hizo oficial la noticia de su plaza para los Juegos Olímpicos en la modalidad de gran fondo de ruta, lugar concedido por la Unión Ciclista Internacional y la FMC de acuerdo al ranking internacional. Los criterios de clasificación eran superar la prueba de Alemania o la Copa del Mundo en Montreal. Ella y Moisés Aldape son los dos ciclistas de ruta que lograron llegar a Pekín, a donde arribó con su Alubike KRBO XR1 y dos de repuesto para evitar contratiempos. Pero una cosa es llegar y otra obtener una medalla, como lo hizo Belem Guerrero, quien decidió no ir en esta ocasión. El domingo diez de agosto, en una carrera de 126.4 kilómetros bajo un aguacero, resfriada y esquivando a las competidoras que caían por el agua, Grassi terminó en el sitio 45 entre 66 ciclistas. Esta vez no pudo levantar los brazos con brazaletes tatuados, tres horas y media después de la salida el oro se lo llevó la británica Nicole Cooke, tras ella entraron Emma Johanson de Suecia y la italiana Tatiana Guderzo. Fue un triste final bajo la lluvia para la mexicana.
* Texto publicado en Milenio Diario en El Ángel Exterminador del lunes 1o. de septiembre.
LA GENTE SE DEJA LLEVAR POR LAS COSAS IMPORTADAS, Y LOS QUE HEMOS MONTADO LAS ALUBIKE SABEMOS QUE NO LE PIDEN NADA A LAS EXTRANJERAS, BUENAS GEOMETRIAS, PESO IDEAL, Y UNA PARA CADA GUSTO.
Del sitio: www.rueda-libre.blogspot.com